La condesa de Día

Beatriz de Día que nació en 1140 y murió en 1212. Por tanto, se sitúa en la Edad Media. Esta época comenzó en el año 476 con la caída del Imperio Romano y finaliza en 1492 con el descubrimiento de América. Esta etapa se caracteriza por:
- Poseer monarquía que tenía poder absoluto.
- Existía el feudalismo, un sistema piramidal.
- Existían varias clases sociales, como la nobleza, los vasallos y los esclavos.
- Las dos grandes religiones eran: el cristianismo y el islam.
- La religión era el centro de la vida.
- Se crean las primeras universidades de la historia.

Alguno de los hechos mas llamativos eran las cruzadas que eran las guerras para conquistar la tierra santa. Otras batallas que también son importantes son la Guerra de los Cien Años, la creación del Al-Ándalus y mas tarde su reconquista por parte de los Reyes Católicos.
Sin embargo, no solo existieron guerras importantes, también hubo otros como la Carta Magna que resalta la importancia de la Constitución o la Muerte Negra y la Gran Hambruna que causaron que gran parte de la población murieran en pocos años.

Sabiendo la época en la que nos encontramos, vamos a hablar de nuestro personaje, la Condesa de Día. Esta mujer fue una trovatriz (la contra parte femenina del trovador) que estaba casada con Guillermo de Poitiers quien tenía posesiones en el condado de Die. Aparte de esto, los datos sobre esta misteriosa mujer son muy confusos, pero si algo se tiene claro, es que fue la autora de la única partitura de una canción escrita por una mujer de su tiempo que haya llegado hasta nuestros días, " A chantar m'er de so qu'eu no volria".
Sin embargo, su obra es conocida por expresar su amor hacia otra persona, rompiendo con la clásica imagen de la mujer callada y obediente de la época.
Por tanto dejaremos aquí el legado de esta misteriosa trovadora:




"Ahora deberé cantar de lo que no querría"
Ahora deberé cantar de lo que no querría,
Tanto me lamento del que no soy amiga,
Pues le amo más que a cualquier cosa en el mundo
Pero no valen ante él ni la piedad ni la cortesía
Ni mi belleza ni mi valor ni mi juicio,
Porque soy engañada y traicionada
Como sucedería si fuera poco agraciada.
Me conforto pensando que jamás y de ningún modo
Cometería equívoco hacia vos, amigo,
Sino que os amo más de lo que Segui amó a Valensa,
Y me agrada venceros en amor,
Amigo mío, porque sois el mejor;
Sois orgulloso conmigo en las palabras y en los modos,
Mientras que os mostráis amables con todos.
Me sorprende como hacia mí vuestro corazón se muestra duro,
Amigo, por lo que tengo razón para dolerme;
No es justo en absoluto que otro amor os aparte de mí,
Sea lo que sea lo que os diga o conceda;
¡Y recordad cuál fue el inicio de nuestro amor!
El Señor Dios no quiera
Que sea mía la culpa de la separación.
La noble virtud que habita en vuestro corazón
Y el alto valor que poseéis me intimidan,
Pues no conozco dama cercana o lejana,
Que, dispuesta a amar, no sea atraída por vos.
Pero vos, amigo, tenéis tanto juicio
Que bien debéis conocer la más perfecta;
Y acordaos de vuestro pacto.
Deben ayudarme mérito y nobleza
Y la belleza y aún más la sinceridad de ánimo,
Por ello os mando allá donde moráis
Esta canción, que sea mi mensajera;
Y quiero saber, mi gentil y bello amigo,
Por qué sois tan altanero y cruel conmigo:
No sé si por orgullo o mal talante.
Más aún quiero que os diga el mensajero:
Por demasiado orgullo mucha gente ha sufrido gran daño.
